Existen varias maneras de enfrentar los sentimientos de envidia, y todos de una u otra manera se hallan dentro de estas posibilidades:
1. Se envidia porque se admira a alguien y se desea ser como es. Muchas veces, este sentimiento impulsa a realizar mejores acciones o al menos a superarse. Parte del proceso de identificación con una persona que admiramos es querer parecernos a ella y, aunque dicho deseo no necesariamente podemos considerarlo como envidia, sí es posible distinguir un dejo de querer lo que el otro tiene, ya sea en cualidades personales o en bienes materiales.
2. Hay otra envidia negativa que consume la energía del envidioso y es la que hace sentir mal por no tener el bien o la cualidad ajena. Entonces surgen los peores sentimientos de frustración, rencor, deseos del mal ajeno e incluso odio.
3. Hay una envidia que entristece y deprime, cuando el envidioso —que incluso hipoteca su propia felicidad por estar envidiando lo de otros— no se percata de que tal vez él mismo posea cualidades y objetos que otros pueden envidiarle también.
4. Existe un sentimiento o deseo que quien lo siente cataloga de envidia buena “o de la buena”, lo cual no es muy claro en qué consiste, pero suele decirse de esos sentimiento netamente envidiosos cuando se desea algo que el prójimo tiene o le sucede y la diferencia es que no se desea ningún mal a esta persona, al menos conscientemente.
1. Se envidia porque se admira a alguien y se desea ser como es. Muchas veces, este sentimiento impulsa a realizar mejores acciones o al menos a superarse. Parte del proceso de identificación con una persona que admiramos es querer parecernos a ella y, aunque dicho deseo no necesariamente podemos considerarlo como envidia, sí es posible distinguir un dejo de querer lo que el otro tiene, ya sea en cualidades personales o en bienes materiales.
2. Hay otra envidia negativa que consume la energía del envidioso y es la que hace sentir mal por no tener el bien o la cualidad ajena. Entonces surgen los peores sentimientos de frustración, rencor, deseos del mal ajeno e incluso odio.
3. Hay una envidia que entristece y deprime, cuando el envidioso —que incluso hipoteca su propia felicidad por estar envidiando lo de otros— no se percata de que tal vez él mismo posea cualidades y objetos que otros pueden envidiarle también.
4. Existe un sentimiento o deseo que quien lo siente cataloga de envidia buena “o de la buena”, lo cual no es muy claro en qué consiste, pero suele decirse de esos sentimiento netamente envidiosos cuando se desea algo que el prójimo tiene o le sucede y la diferencia es que no se desea ningún mal a esta persona, al menos conscientemente.
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